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ARTICULO

25 de mayo de 2025

Después de Papa Francisco, ¿qué?

Repaso por la vida social de padre Jorge Mario Bergoglio, una mirada desde Puerto Rico

Por: Jose Enrique Laboy Gomez 

“Necesitamos al papa Francisco, para que las grandes reformas emprendidas no corran el riesgo de retroceder".

Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo emérito de Tegucigalpa, Honduras

 

De su autobiografía, Esperanza, se destaca que tuvo amigas prostitutas y que guarda un buen recuerdo de ellas, que vivió y conoció muy cerca las villas de miseria en las chabolas de la ciudad, en las que trabajaban sacerdotes comprometidos con el pueblo.  Respecto a ellas decía: “Las villas son un amasijo de humanidad.  En las villas no se conoce el Estado y, para la Iglesia, estas deben ser el centro”.  Se capta de su trabajo autobiográfico que ha sido enfático en establecer que la Iglesia es mujer, por lo que uno de los grandes pecados ha sido masculinizarla.  En este trabajo también se recoge la opinión del papa en torno a que la Iglesia no puede ser una corte de grupos de poder. Asimismo, una de las constantes que se atisba en su libro es el siguiente dicho: “Dime a quién excluyes y te diré quién eres”.[1]

Esa tesitura la comprobé cuando anduve por algún tiempo tras los pasos de Jorge Mario Bergoglio.  Recuerdo haber visitado la Catedral Metropolitana de la Santísima Trinidad en Buenos Aires, en la que el padre Jorge Mario Bergoglio oficiaba misas cuando también era arzobispo de la ciudad.  También rememoro algunas de las veces en las que experimenté el entorno del restaurante El Cabildo, lugar frecuentado por el entonces prelado argentino.  En ambos lugares ubicados en el microcentro de Buenos Aires, algunos con quienes conversé expresaron su sentir acerca del modo en el que este operaba en medio de la gente: tomaba el mate y socializaba con la gente, conversaba sobre su afición al fútbol y caminaba como uno más entre el tumulto de la ciudad.    

En su trajín cotidiano, no había guardias que lo acompañaran y siempre tomaba el tren o el metro, por lo que nunca tuvo un chofer ni mucho menos se montaba en un auto privado, según Jorge García, vendedor de periódicos por donde frecuentaba el ahora papa de la Iglesia católica.[2]  Quienes conocen a este sacerdote  —impregnado de la savia jesuita aprendida desde sus años de formación en el Colegio Máximo de San Miguel— dicen que, probablemente, nunca aceptó una invitación a cenar en un restaurante, porque entendía que Cristo prefería a pastores con olor a oveja. 

Ese comportamiento pastoral del papa Francisco se había alimentado con el pasar de los años, siendo la década de 1970 una de las que mayores ingredientes aportó a su discurso y praxis.  En la década de los 70 se propagó por el continente la teología de la liberación y en ella se juntó la mirada del evangelio desde las causas sociales y económicas que provocaron el empobrecimiento del continente.  Tres grandes temáticas dirigen este pensamiento: 1. El compromiso con los pobres y oprimidos a partir de la esperanza de la fe de una nueva sociedad, 2. La crítica a las estructuras de injusticia que mantienen una sociedad de opresión y explotación que se manifiesta en la pobreza y la desigualdad que impide la vida plena y 3. El llamado crítico a la Iglesia institucional para la transformación de su ministerio en el mundo a la luz del compromiso de la fe con la justicia para los pobres.[3]

No fue tan solo por las corrientes teológicas que posiblemente bebió, sino también por lo que le tocó vivir como sacerdote y provincial de los jesuitas durante la dictadura militar en Argentina.   Específicamente, fue provincial de los jesuitas en Argentina entre 1973 y 1979, época en la que tuvo que ingeniárselas para mantenerse a salvo y proteger la vida de unos cuantos jesuitas y jóvenes latinoamericanos.  Al respecto, fijémonos en las palabras del estudioso Frédéric Martel:

Así las cosas, la actitud de Jorge Bergoglio durante la dictadura parece más valiente de lo que se ha dicho.  Comparado con Pío Laghi, Héctor Aguer, Leonardo Sandri, un episcopado cuya prudencia rozaba la connivencia, y con muchos curas que siguieron el juego del fascismo, el futuro papa dio muestras de un indiscutible espíritu de resistencia.  No fue un héroe, desde luego, pero tampoco colaboró con el régimen.[4]

 

Aunque no fue un teólogo ni pastor de la liberación propiamente, su línea de pensamiento posiblemente emanaba de ese tronco religioso, lo que le permitía confeccionar un discurso y praxis articulados desde el lugar de los pobres.  El estudioso Frédéric Martel ha distinguido cuatro corrientes de la teología de la liberación y una de ellas, la teología del pueblo, es la que mejor refleja la mentalidad de Bergoglio.  Para algunos expertos, la teología de la liberación y la teología del pueblo se parecen y dirían que la segunda es la versión argentina de la primera.[5]  Para Martel: “Es una teología de la liberación con salsa argentina y peronista”.[6]

Empero, el investigador Marcelo Larraquy entiende que el provincial Jorge Bergoglio—en este tiempo— se diferenció de las corrientes de los curas tercermundistas del peronismo y de las teologías de la liberación emparentadas con el marxismo. Entonces para 1979, cuando finalizaba sus funciones como provincial, el dictamen para algunos sectores fue que, más que una Iglesia cuya línea promocionaba los cambios relacionados a las estructuras sociales, el padre Jorge Bergoglio dejó el estigma de una pastoral de tipo parroquial alineada a la devoción y espiritualidad del pueblo.[7] A pesar de ello, este mismo autor reconoce que su provincialato estuvo signado por la constante tensión y por el sacrificio de haber ofrecido el Colegio Máximo de San José para protección de aquellos que estaban en riesgo, por lo cual se había preocupado por sacar gente del país y salvado vidas.[8]

A escala política, los ochenta se particularizaron por las desapariciones, torturas y persecuciones a través de la región latinoamericana, mientras que la Iglesia católica rebelde y popular se vio afectada por la llegada del nuevo papa, Juan Pablo II. El asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero fue uno de los acontecimientos que marcó la época. De hecho, monseñor Romero, “el más universal de los salvadoreños”, como le ha llamado la escritora cubana María López Vigil, elucubró un discurso y praxis más a tono con los pobres durante su período como arzobispo. Precisamente, López Vigil recordó lo siguiente: “Y fue el ascender al más alto de los cargos eclesiásticos de su país cuando se acercó de verdad a la gente y a la realidad”.[9]

En 1980, las relaciones entre la Santa Sede y la Compañía de Jesús se habían deteriorado.  El superior general de los jesuitas, Pedro Arrupe,  era acusado de fomentar el activismo político y social dentro de sus congregaciones, particularmente en América Latina a partir del Concilio Vaticano II.[10] En esta etapa en la que Juan Pablo II trató con desagrado a líder de los jesuitas, padre Bergoglio reanudó el trabajo universitario y entre 1980 y 1986 pasó a ser rector del Colegio de San José.[11] Fue el tiempo de la restauración de la democracia bajo la gobernanza de Raúl Alfonsín, cuando la jerarquía de la Iglesia católica se sentía puesta en el banquillo de los acusados no solo porque el cuerpo episcopal había omitido las denuncias de sus fieles, sino porque también “algunos sacerdotes transitaron con naturalidad los centros clandestinos de detención para brindar asistencia espiritual a los torturadores”.[12]

A los 48 años, padre Bergoglio viajó a Alemania donde estudió Teología en la Universidad de Sankt Georg en Fráncfort y alemán en el Instituto Goethe. Se destaca que durante su breve estadía en Alemania alquiló habitaciones baratas en casas de familia, lo que impactó a algunas de ellas.  Hay testimonios que alegan haber conocido su sencillez en el trato y su capacidad para escuchar.  De manera que, en algunas ciudades alemanas, el futuro papa de la Iglesia católica dejó buenos recuerdos, ya que les dedicó tiempo a dichas familias y en esos espacios pudo rezar y hablar sobre diversos temas. Por cierto, después de abandonar Alemania, durante un tiempo después mantuvo contactos epistolares con quienes lo tuvieron como inquilino.[13]

Luego de una intensa actividad como sacerdote y profesor de Teología, padre Bergoglio en 1992 fue consagrado obispo auxiliar de la arquidiócesis de Buenos Aires y obispo titular de la antigua diócesis de Auca, de la provincia de Burgos en España. Bajo el prisma de la compasión, optó por la máxima: “Lo miró con misericordia y lo eligió”.  Cabe recordar que, en los 90, la falta de vivienda y de trabajo provocó el aumento de la población en las villas y asentamientos populares.  El entonces obispo se posicionó en la ciudad, lo que marcó la apertura de su ministerio social en ese espacio de dolor y necesidad.  De forma que encontró un terreno en el que potenció su teología del pueblo a través de la inculturación desde el evangelio e impulsando entre los curas la apertura de capillas, la inauguración de escuelas de artes y oficios y la instauración de centros de recuperación de adictos.[14]

A finales de los 90 fue promovido a arzobispo de Buenos Aires.  Aunque su arzobispado es difícil de etiquetar, en 1999, frente al presidente Carlos Menem, mientras la Santa Sede elogiaba sus políticas, criticó la globalización y planteó que era necesario apostar a una Argentina “donde estén todos sentados a la mesa”.[15]  En 2001 se convirtió en cardenal de Argentina, tiempo durante el cual definió su presencia profética por medio de un estilo de vida sobrio y ascético.  No obstante, fue un período de grandes desavenencias entre el kirchnerismo y Jorge Mario Bergoglio.  No fueron un secreto las distintas disputas que surgieron, siendo una de las más serias la de 2010 con motivo de la legislación a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.[16]

En 2013 se convirtió en el primer papa jesuita latinoamericano de la Iglesia católica.  Según las investigaciones que se han realizado, a un mes exacto de su papado anunció su intención de reformar la curia y crear un consejo compuesto de ocho cardenales provenientes de varios continentes, con el objetivo de romper con el excesivo centralismo de los purpurados del Vaticano.[17]  A partir de su papado su discurso se tornó más sociopolítico y, para ciertos sectores, se acercó a las teologías de la liberación de nuevo cuño.  A grandes rasgos, en su pontificado hizo santo a figuras como Óscar Arnulfo Romero, le levantó el castigo al sacerdote revolucionario Ernesto Cardenal y beatificó a los argentinos asesinados, monseñor Enrique Angelelli, a los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville y al laico Wenceslao Pedernera.[18]

Ese mismo año de 2013, les pidió a los prelados a no ser “obispos de aeropuerto sino hombres de Dios que caminan con su rebaño”.  Asimismo, les exhortó a que: “Bajen en medio de sus fieles, incluso en las periferias de sus diócesis y en todas las periferias existenciales, donde hay sufrimiento y soledad”.[19]  De igual manera, para ese año escribió la exhortación apostólica Evangelli gaudium, lo cual simbolizó un nuevo aroma, una energía revolucionaria, un cambio de paradigma y una rampa de lanzamiento, y a través de la cual invitó a la Iglesia a asumir decisiones creativas y arriesgadas.  Esta pastoral en clave de misión pretender abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, por lo que le pide a la Iglesia que despegue y deje de ser “eclesio-céntrica” y “vaticano-céntrica”.[20]

El evangelio es una herramienta para cambiar el mundo y con eso en mente escribió Laudato si (2015).  En virtud de esta recuperó el espíritu de encíclicas históricas como la de Populorum progressio y propuso una teología para la vida.  Básicamente, la encíclica traza un recorrido por las diversas problemáticas que aquejan al mundo y constituye, al decir de Isabel Rauber, un material de lectura insoslayable para quienes luchan por la defensa de la vida en el planeta, lo que salvaguarda tanto a los humanos como a la naturaleza.[21]  En definitiva, la Laudato si fue un llamado apasionado a la humanidad —olvidada por la vorágine de la dinámica de los poderosos— con el propósito de cuidar la casa común y una invitación a desarrollar un futuro más sostenible para todos.

A los obispos en Bolivia ya les había pedido que “no se la creyeran, que no negaran sus raíces ni la cultura que habían aprendido de su gente.”[22] En una línea similar, en 2017, les solicitó a los obispos de Colombia: “Por favor, sean premurosos en cumplir el primer paso, del uno para con el otro.  Anticípense en la disposición de comprender las razones del otro.  Déjense enriquecer de lo que el otro les puede ofrecer y construyan una Iglesia que ofrezca a este País un testimonio elocuente…Por esto, no se contenten con un mediocre compromiso…Reserven una particular sensibilidad hacia las raíces afrocolombianas de su gente, que tan generosamente han contribuido a plasmar el rostro de esta tierra”.[23]

De acuerdo con estudiosos del tema religioso-ambiental, Francisco fue el papa de la ecología.  Su exhortación apostólica Querida Amazonia, de febrero de 2020, fue un aldabonazo a la conciencia ambiental y a la protección de este “bioma compartido por nueve países”. Con este documento no solo invitó al cuido de la naturaleza, sino que también hizo un llamado a un cambio profundo en la calidad de vida de los que allí habitan.  En cuanto a esto dijo: “Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida”.[24]  A continuación, el papa presenta con más claridad su intención a favor de la relación entre el ambiente y la justicia:

Nuestro sueño es el de una Amazonia que integre y promueva a todos sus habitantes para que puedan consolidar un “buen vivir”. Pero hace falta un grito profético y una ardua tarea por los más pobres. Porque, si bien la Amazonia enfrenta un desastre ecológico, cabe destacar que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres. No nos sirve un conservacionismo que se preocupa del bioma, pero ignora a los pueblos amazónicos.[25]

 

Con la encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos) trae consigo el elemento humano y así lo entronca con el de la naturaleza.  Inspirada en un escrito de san Francisco de Asís y firmada el 3 octubre de 2020, el papa Francisco abordó temas como el de la solidaridad, la paz, la amistad y la importancia de proteger a los seres humanos.  En su llamado final hay un designio explícito a favor de la paz y la justicia:

En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del bien, la caridad y la paz.  En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afirmando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.  En el nombre de los pobres, de los desdichados, de los necesitados y de los marginados que Dios ha ordenado socorrer como un deber requerido a todos los hombres y en modo particular a cada hombre acaudalado y acomodado.  En el nombre de los huérfanos, de las viudas, de los refugiados y de los exiliados de sus casas y de sus pueblos; de todas las víctimas de las guerras, las persecuciones y las injusticias; de los débiles, de cuantos viven en el miedo, de los prisioneros de guerra y de los torturados en cualquier parte del mundo, sin distinción alguna.[26]

 

    En la actualidad hay muchos adversarios del pontífice, aquellos cuyos sentimientos rompían con la pastoral en la que creía Francisco.  Los cuervos han esperado con ansias la desaparición física del papa que caminó entre la gente humildemente y lideró con entrega y amor a una Iglesia que había perdido la fe.   La derecha religiosa no perdona su posición beligerante contra todas las guerras, en especial, su acercamiento a la realidad de Palestina, y su defensa alrededor de la unión de los credos y el diálogo interreligioso.  Sus enemigos se cansaron de su aproximación espontánea a los más débiles, a los niños y a ser símbolo y puente entre culturas y creencias. 

También sus adversarios se aborrecieron de su apertura a la comunidad LGBTQ+, de su fuerte defensa al empoderamiento de las mujeres dentro de las estructuras de la Iglesia, de su acérrima lucha contra los pedófilos y de su compromiso con los inmigrantes.  Gracias papa Francisco por tu deseo de derramar misericordia y representar un pontificado de acogida y esperanza. Gracias por entender que, cuando no hay testimonio, la Iglesia se oxida.  Y por defender la soberanía de los pueblos, su identidad y su unidad cuando dijiste: “Latinoamérica todavía está en ese camino lento de lucha del sueño de San Martín y Bolívar, que es el sueño de la unidad latinoamericana.  Y por supuesto (América Latina) fue víctima y será víctima, hasta que no se termine de liberar, de imperialismos explotadores.” 

 

   José Enrique Laboy Gómez

Maestro, misionero y autor de los libros: Los católicos rebeldes y Rebeldes y perseguidos (ambos relacionados a las Iglesias en Puerto Rico).

 

 

[1] Véase Papa Francisco, Esperanza.  La autobiografía: Memorias del papa Francisco (Barcelona: Origen, 2025).

[2] Verónica Smink, “La vida de civil del papa Francisco”, BBC Mundo, consultado el 12 de abril de 2025, https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/03/130315_argentina_papa_francisco_civil_persona_vh

[3] Samuel Silva Gotay, Protestantismo evangélico y política en Puerto Rico: La puertorriqueñización del protestantismo evangélico (San Juan: Publicaciones Gaviota, 2025), p.  112-113.

[4] Frédéric Martel, Sodoma.  Poder y escándalo en el Vaticano (Barcelona: Roca Editorial de Libros, 2019), 105.

[5] Frédéric Martel, Sodoma.  Poder y escándalo en el Vaticano, 100.

[6] Frédéric Martel, Sodoma.  Poder y escándalo en el Vaticano, 105.

[7] Marcelo Larraquy, Recen por Él. La historia jamás contada del hombre que desafía los secretos del Vaticano.  La puja interna de la Curia Romana ante el fenómeno llamado Francisco (Buenos Aires: Editorial Suramericana, 2013), 138.

[8] Marcelo Larraquy, Recen por Él…, 137.

[9] María López Vigil, Prólogo a Piezas para un retrato (San Salvador: UCA Editores, 2018), 9.

[10] Sobre Pedro Arrupe, véase Manuel Pablo Maza Miquel, “Renuncia de Arrupe como general superior jesuita”, Peregrinando a campo traviesa, Listín Diario, 18 de junio de 2024, https://listindiario.com/puntos-de-vista/20240618/renuncia-arrupe-superior-general-jesuita_813174.html

[11] Dicasterio para las Comunicaciones, Biografía del santo padre Francisco, Librería Editrice Vaticana, consultado el 15 de abril de 2025, https://www.vatican.va/content/francesco/es/biography/documents/papa-francesco-biografia-bergoglio.html.

[12] Marcelo Larraquy, Código Francisco.  Cómo el papa se transformó en el principal líder político global y cuál es su estrategia para cambiar el mundo (Buenos Aires: Penguin Random House Grupo Editorial, 2016), 224.

[13] Laura Lucchini, “Desde Alemania, recuerdos de Bergoglio, el estudiante sencillo, atento y alegre”, La Nación, 1 de marzo de 2014, https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/desde-alemania-recuerdos-de-bergoglio-el-estudiante-sencillo-atento-y-alegre-nid1668370/

[14] Marcelo Larraquy, Código Francisco, 259.

[15] Véase Boletín Semanal AICA, núm. 2116 (1999).

[16] Reuters, “Las claves de la tensión entre Bergoglio y los Kirchner”, BBC News Mundo, 15 de marzo de 2013, https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/03/130314_tensiones_entre_el_kirchnerismo_y_jorge_mario_bergoglio_bd

[17] Gianluigi Nuzzi, Vía Crucis (Buenos Aires: Planeta, 2015), 18.

[18] Claudia Peiró, “Beatifican al obispo Enrique Angelelli asesinado en 1976 y a otros tres mártires de La Rioja”, Infobae, 27 de abril de 2019, https://www.infobae.com/sociedad/2019/04/27/beatifican-al-obispo-enrique-angelelli-asesinado-en-1976-y-a-otros-tres-martires-de-la-rioja/

[19] Véase Ariel Beramendi, Conversaciones con el cardenal Gregorio Rosa Chávez (San Salvador, Ariel Beramendi, 2022), 219.

[20] José Cristo Rey García Paredes, “Siete pasos hacia la conversión pastoral.  Evangelli gaudium en la vida consagrada”, Informativo CIRM, núm. 1 (2015), 3-6. 

[21] Isabel Rauber, Hagan lío.  Mensaje del papa Francisco a la juventud latinoamericana (Buenos Aires: Ediciones Continente, 2017), 16-18.

[22] “Discurso del papa Francisco en el encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en el coliseo del colegio Don Bosco”, Enfoque, núm. 168 (2015), 37. 

[23] Instituto San Pablo Apóstol, Discursos y homilías que pronunció Francisco (Bogotá: Instituto San Pablo Apóstol, 2017), 37-38.

[24] Exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia del santo padre Francisco al pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad, 2 de febrero de 2020, no. 7, https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20200202_querida-amazonia.html

[25] Exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonia”, no. 9.

[26] Carta encíclica Fratelli tutti del santo padre Francisco sobre la fraternidad y a la amistad social, 3 de octubre de 2020, no. 285, https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html



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